Opinión personal (sin spoilers)
Una lección
sobre la vida contada desde la perspectiva más tierna y conmovedora posible.
August dice que: todo el mundo debería
recibir una ovación del público puesto en pie al menos una vez en su vida,
porque todos vencemos al mundo. Pues, leyendo este libro, yo no solo me he
sentido parte del público viéndole crecer y vencer al mundo, sino que me he
sentido parte de su aventura y esta me ha enseñado muchísimo. Los valores que
se tratan son maravillosos, valores que todos deberíamos considerar y tener.
Valores como la amistad el valor, la fuerza de superación, la fuerza de uno
mismo. Parece muy fácil afirmar tenerlos todos y, sin embargo, sorprende ver
cómo cambiamos de idea cuando la vida nos pone ante los ojos historias tan
fueres como la de este niño. Un aplauso se me queda corto para este libro.
Simplemente genial.
Me gustaría
citar tantas partes de esta historia (he llenado las páginas de post-its), pero
no se trata de parafrasear al libro, sino de opinar sobre él. Empecemos así: el
más grande es aquel cuya fuerza conquista más corazones con la atracción del
suyo propio. Haz un huequito en lo más profundo de tu corazoncito cuando abras la
primera página de este libro y decidas adentrarte en su historia porque, cuando
cierres la última, Auggie se habrá ganado el 99% de tu corazón.
La lección
de August (o Wonder) tiene todo lo que un buen libro debe tener para ganarme
por completo: una maravillosa historia de superación personal, niños, risas,
amistad, relaciones familiares, más niños, historias súper divertidas,
historias tristes, capítulos para llorar (de pena, de rabia, de alegría, de
tristeza, de felicidad, de orgullo,…) y niños. Espera, ¿he dicho niños ya? Me encantan esos pequeñines y
es un tema que me toca muy hondo, es por eso que la historia de nuestro pequeño
protagonista ha calado en mí tanto. Porque August no es un niño normal. No es
que sea raro, ni tenga algún tipo de deficiencia, simplemente nació
con algunas diferencias que han hecho de su vida un completo camino de
dificultades y montañas que escalar.
R. J. Palacio
ha sabido tratar a la perfección un tema tan serio de una manera tan inocente y
divertida –como una buena amiga mía me comentó (gracias a ella me leí este
libro así que MIL GRACIAAAAS, una vez más) –, que consigue hacerte empezar el
libro, avanzar pasito a pasito y llegar hasta el final con un torrente de ideas
y emociones diferentes. Cuando acabas y piensas bien en todo lo que has leído,
no han sido solo palabras, no ha sido una historia más. No es fantasía ni
ciencia ficción, es algo real, algo que pasa día a día con miles de niños (y
adolescentes): la invisibilidad, la soledad y la exclusión social. Es un libro que, tanto en
su traducción al español como en inglés original, se lee de una manera muy
dinámica y fluida con capítulos muy seguidos y de poca extensión; algunos
incluso de una página. Este formato consigue que devores el libro casi sin
darte cuenta. Cada capítulo en la vida de August es una completa aventura,
incluso si solo dura una página. Y no solo es la extensión, es la forma en la
que están contados.
El libro se divide en varias partes: en algunas narra
Auggie, en otras su hermana Via. En otras algunos de sus amigos, como Jack Will
(¡le amo tanto!, qué lástima que sea 10 años menor que yo), o amigos de su hermana.
Tan solo he de decir que he echado en falta alguno desde la perspectiva de su
madre o su padre. Aun así, esta forma de contar la historia me ha parecido
increíble porque te permite no solo ver cómo se siente August y cómo le afecta
su condición y lo que por ello debe vivir y luchar día a día, sino cómo lo
viven sus amigos y sus familiares. Ha sido fascinante sentir desde tantos
puntos de vista su historia, sobre todo porque Palacio elabora con una
exquisitez increíble a cada personaje dándoles una voz muy personal y real.
Real. Esa es
una de las mejores palabras para describir este libro. Personajes reales,
historias reales, sucesos reales, valores reales. El señor Traseronian
(director del colegio de August) decía: la
fuerza del valor de uno mismo. Valor. Amistad. Carácter. Estas son las
cualidades que nos definen como seres humanos y nos llevan, a veces, a la
grandeza (frase de la que continúa la cita con la que he empezado mi
opinión personal). No quiero dármelas de nada pero yo siempre he creído poseer
estos valores y haber sabido hacer buen uso de ellos. Siempre he intentado dar
lo mejor de mí a los demás, incluso cuando no era necesario. Hay que ser “más
amable de lo necesario”, porque todos merecen ser tratados mejor que bien;
todos merecemos ser tratados como nos gustaría que nos tratasen, como iguales,
porque todos estamos vivos y todos luchamos contra el mundo día a día. Esta
lucha es la que he sentido desde su forma más dura e íntima leyendo este libro y
es por ello que me ha encantado de un modo tan gigantesco. No solo sus
personajes sino también sus historias, pequeñas e independientes pero enlazadas
a la de August. La historia secundaria de Via ha sido una de mis favoritas
porque, de algún modo, me he sentido identificada y por ello me ha gustado leer
lo que R. J .Palacio tenía que decir sobre ella (cuando lo leáis entenderéis
por qué).
Y, bueno,
poco más puedo comentar sobre La lección de August. Una historia dura y
enternecedora muy sencilla y divertida de leer que llegará hasta ti, te
trastocará todo por dentro y…no, no se irá. Se quedará ahí contigo, en un
huequito de tu ser.
«
–Quiénes
somos –dijo– Quiénes somos. Nosotros. ¿Lo entendéis? ¿Qué clase de personas
somos? ¿Qué clase de personas sois? ¿Acaso eso no es lo más importante de todo?
¿No es esa la pregunta que deberíamos hacernos a todas horas? ¿Qué clase de
persona soy?
»
Valoración
★★★★★
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